sábado, 1 de febrero de 2014

SALVAR EL CUERO

Envejecí y no pude cambiar de piel Neja y percudida, se fue llenando de besos y lunares de amores perturbados Hubiera deseado desgarrarla en los zarzales de la conmiseración pero seguí arrastrado por la perseverancia de un mejor momento La espera, la tonta necedad frustrada de mudar, de renacer bajo el chorro de la fuente fue siempre la esperanza en mis bolsillos rotos Un barco de papel zarpó de mis axilas y navegó los años infinitos entre tempestades de resolana y frío Finalmente ancló sus aventuras en los poros salobres de mi propia suerte Las verrugas brotaron como alcachofas en el cuello y las ingles hasta inhibir el entusiasmo pueril de los orgasmos Hubo grietas y sismos hecatombes lacerantes de otras pieles Perdí el pelo y los dientes Zurcí las roturas con saliva y los remiendos son trofeo de la nostalgia Ahuyenté los sueños que me acosan y pernocté en la caverna de los zorros azules. Ahora, solo me resta salvar el cuero de la melancolía.

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